Hola :3

Bueno, quiero dar las gracias a todas las personas que visitan mi blog. Gracias a ellas he seguido adelante con el blog, cuando pensaba que debía abandonar.
Gracias a Umita en especial, por comentar y aportar nuevas cosas. Muchas gracias, sin ti, creo que abría abandonado el blog.
He de decir, que como mi blog hay muchos, y que el mío no es el mejor, pero creo que las personas que entran y vagan y deciden no volver deberian darle una oportunidad.
Muchisimas gracias, a todos los que han hecho que este blog sea posible ^^

Correo ^^

Bueno, solo quiero decir que he abierto un gmail por si queréis contactar conmigo por cualquier cosa. Recomendaciones, preguntas, dudas.... lo que queráis :3
Es este : mariasobrenubes@gmail.com
Graciiias! maRiiia

HISTORIA

CAPÍTULO 1

Miro por la ventana abierta de la clase. Siento pereza; el instituto comienza hoy, y eso conlleva el inicio de la rutina escolar, y el olvido de los días cálidos del verano. La piscina, la playa, y los romances de verano, quedan atrás, para que nos embarquemos en el nuevo curso.
Otro curso igual que el anterior. La misma gente, las mismas asignaturas, los mismos profes, y los mismos problemas, que hay siempre en mi pequeño pueblo.
¿Por qué tuve que nacer en mitad de ninguna parte? En un pueblo que ni siquiera aparece en los mapas. Ni sale en las noticias, por mucho que sus habitantes exijan. Siempre he deseado salir de aquí; para no volver. Ver que se siente en la gran ciudad. Sentir el bullicio de la gente. Todos vestidos de formas distintas, y no con la misma ropa de las pocas tiendas de mi pueblo. Todo, chocarte con alguien por la calle sin que te reconozca. Hacer lo que quieras, sin sentir el miedo de que la vecina cotilla te reconozca.
Este año, va a ser una copia idéntica del año anterior, y del anterior y de todos los otros. No va a variar nada.
Los pupitres se comienzan a llenar. El ruido del aula aumenta. Mis compañeros me saludan y se acercan  a preguntar por el verano. Respondo con preguntas cortas, y sigo en mis pensamientos. Deseando que terminen las clases para salir del instituto.
Las chicas de la clase han cambiado. Ahora están más guapas. Todas tienen ya un novio. ¿Sabes? Las chicas del pueblo son muy predecibles. Sabes enseguida si permanecerás en el pueblo o se irán; si se casarán con uno o con otro; si estudiaran una cosa u otra... Siempre ha sido así, y siempre lo será.
Un de las chicas. Aquella que siempre me ha mirado, y ha intentado ligar conmigo en muchas ocasiones, pero que yo siempre he rechazado se acerca a mí. Su sonrisa hace que resople. La muchacha se sienta en mi mesa, y me mira. Su piel se pega en la madera verde de la mesa. Su olor dulzón, se me cuela en la nariz. Y hace que me la frote. No me dice nada. Se limita a esperar a que yo el hable; pero la ignoro. Ni si quiera me cae bien. Nadie del pueblo me cae bien. Miento, bueno, tengo dos amigos que son los únicos que me comprenden. Siempre han estado a mi lado, y se que siempre estarán ahí para cuando les necesite.
La chica carraspea para que la mire. Lo hago, y le dirijo una sonrisa de 250 vatios. Siento como se derrite, y es que  muchas de las chicas han estado coladas por mí. Pero casi nunca las he correspondido. Hacerlo, sería atarme más al pueblo, y con ello alejarme de mis ganas de huir de aquí.
Saludo a mis amigos, no necesitamos hacer preguntas tontas, como que has hecho este verano, ya que lo sabemos todo los unos de los otros. Se sientan ami lado. Y cuando el profesor entra los tres ponemos una mueca. Nuestra mueca.
El tío que tenemos de tutor este año, es nuevo. Se nota un montón, que no le gusta nada estar de profesor en un instituto en un pueblo en mitad de ninguna parte. Seguro que lejos de su novia. Porque es joven unos 26. Va en traje, se cree que así nos va a impresionar. Menudo estúpido. Nadie le va a tomar enserio. Por lo que escucho es profesor de matemáticas. (¡¡Genial!! Con lo que las odio, seguro que el tío es un pelmazo)....
Nos da los horarios. Comparto solo dos clases con mis amigos. Gimnasia e Inglés lo demás lo damos por separado. Genial, voy ha tener a cualquiera de esta gente que odio como compañero de latín.
Tras dar los horarios, los nombres de los profes y las clases, nos da permiso para irnos.
Mi moto me espera bien aparcada. El negro brilla bajo la luz del sol. Allí me encuentro con mis amigos.
Ali lleva unos pantalones cortos, que dejar al descubierto sus piernas. Me quedo mirándola. Es guapa, pero es mi amiga. Ella sueña con estudiar Medicina en una prestigiosa universidad. Y yo creo que lo conseguirá, ella siempre nos ayuda con las asignaturas difíciles. Leo viene detrás. Se para en seco cuando llega a mi lado. Sonríe, y me choca la mano.
-¿Os venís a mi piscina?-dice Ali. La carpeta de plástico azul que lleva en las manos se le pega a causa del sudor. Hace calor, para estar en Septiembre, aunque aquí, todo es diferente.
Me miro con Leo. Y sonreímos.
-Claro, en un rato vamos a tu casa-digo. Me monto en la moto, y Leo se sube conmigo-Ahora nos vemos.
Ali, se da la vuelta y se aleja andando.
Leo siempre vuelve a casa conmigo. Es mi vecino, y mi mejor a migo desde siempre. Lo sabe todo de mí, y yo lo sé todo de él. Entre nosotros dos nunca ha habido secretos.
Cuando llegamos a mi casa. Cojo mi bañador y voy a casa de Leo a buscarlo. Cuando entro a su cuarto, está sentado en la cama.
-¿Te puedo decir algo?-me dice. Mientras se toca el pelo.
-Claro, sabes que siempre puedes confiar en mí.
-Me gusta, alguien...-se para y me mira- ¿no te vas a enfadar?
-No, te puedes enamorar de quien quieras, yo siempre te ayudaré. Oye, no soy yo, ¿no?
Me da un empujoncito, y me sonríe.
-Me gusta Ali-se sonroja, y me mira para ver mi reacción. Bueno, no me lo esperaba, pero es mi amigo, y quiero lo mejor para él.
-¿Sí? ¿Vas a pedirle salir?
-No... Por ahora no; debo de estar seguro de que ella no me va a rechazar. ¿Sabes? Me metí en ciencias solo por estar con ella.
Le sonrío.
-Ya supuse algo. Bueno, pídele salir cuando estés seguro. Yo puedo investigar algo, y te lo digo.
-Gracia,s eres un buen colega.
Le doy la mano y lo levanto. Nos montamos en mi moto y vamos a casa de Ali.
Nos está esperando en el jardín de su casa. Cuando llegamos nos empuja al agua. Está fría. Ella ha sido nuestra salvación durante el verano. Es de las pocas personas que tiene piscina, y yo tengo la suerte de ser su mejor amigo.
A medio día comemos unos sándwiches que ha hecho su madre. Y por la tarde noche, volvemos a casa. Un día perfecto para un comienzo de curso.
¿Acaso alguien sabe que nos deparará el mañana?

CAPÍTULO 2

Bueno, los primeros días de clase pasan lentos y son todos iguales. Los exámenes iniciales, para comprobar que no hemos tocado un solo libro en el verano. Deberes de repaso, y charlas aburridas sobre lo que vamos ha hacer en el curso. Perfecto, lo único que me salva es estar con mis amigos en el recreo.
Las temperaturas no han descendido un ápice, sigue haciendo el mismo calor que en Agosto; y eso que  ya estamos a finales de Septiembre. Ya cuento los días para Navidades, y así volver  a las vacaciones.
La chica del primer día de clase, aquella que se sentó en mi mesa, sigue intentando ligar conmigo, a pesa de que no le hago caso. Cada día parece más interesada. Incluso ha cambiado de aspecto, aunque sigue llevando los braquets. Sus amigas la habrán intentado ayudar, para que no se quede atrás. Pero no lo conseguirán, yo soy libre. No me ato a ninguna chica.
                                                                            ***
Ya estamos a finales de Octubre. Esta semana es Halloween y hay una fiesta de disfraces en casa de Ali, a la que por supuesto voy a ir. Leo sigue enamorado de ella, y lo estoy intentando convencer para que se declare en la fiesta. Pero él aún no está seguro. Ya veré como lo hago. Todavía no se si Ali está colada por él. Tengo que hablar con ella.
El sábado, el día de la fiesta, voy a comer a casa de Ali, para ayudarla a decorar la casa. Va a venir todo el instituto, y por eso la fiesta debe de ser inolvidable.
Después de comer, mientras pegamos murciélagos de plástico por las paredes de la casa, me atrevo a preguntarle por Leo.
-Oye, Ali; ¿te puedo hacer una pregunta?-digo, no quiero quiero que piense mal, ni que se haga la idea equivocada, tengo que elegir bien las palabras.
Ella me sonríe, y asiente con la cabeza.
-¿Te gusta alguien?-lo digo todo de tirón.
-Sí-pega un murciélago con una cuerda sobre la entrada de la casa.
-¿Quién?-debo de saberlo, tengo que ayudar a Leo.
Parece dudar. Me mira, y finalmente habla.
-¿Me prometes que no se lo vas a decir a nadie?-asiento-Es Leo...
Lo sabía. Ahora ellos dos pueden ser felices.
-¿Sí? ¿Has pensado decírselo?-digo atropellando las palabras.
-No, creo que él está por Susi...-suspira, y vuelve a pegar murciélagos sobre el techo.
-No se... a mi no me ha dicho nada..-¿¿por Susi?? Si la odia, si Ali supiera como hablamos de ella...
Me abraza, y seguimos decorando la casa.

Cuando terminamos ya es casi la hora de la fiesta. Vuelvo a casa a por mi traje, y a recoger a Leo. Tengo que darle la noticia.
Me visto con mi disfraz. Me ha costado un montón conseguirlo. Es de doctor loco. Tengo una peluca blanca impresionante, y una bata llena de sangre. Mi hermana me ayuda con el maquillaje.  Cuando termina, no me reconozco en el espejo, parezco otro de verdad. Mi hermana también está impresionante. Bueno ella es muy guapa. Me saca dos años, y cuando termine bachiller este año se va a la universidad. Que suerte, le queda poco para dejar el pueblo.
Mi hermana nos lleva en coche. Cuando cumpla los dieciocho en Mayo mis padres le van a regalar un coche. Igual que me regalaron a mi la moto cuando cumplí los dieciséis el pasado Agosto.
Recogemos a Leo, y le doy la noticia. Se alegra como puede. Yo creo que si no tuviera el traje de zombie, habría dado un salto de alegría; pero creo que no quiere cargarse su traje.
Cuando llegamos a casa de Ali, ya hay un montón de gente. Su madre nos abre la puerta y entramos en la casa. Todo el mundo está en el jardín. La música está alta, y la gente baila. Es increíble, llevaba esperando Halloween desde hacía mucho.
Leo llama a Ali, y se van a hablar solos. Al momento los veo besarse. Se ve que ya son felices. Me alegro por ellos. Mi chica ideal debe esperar todavía un poco.
Bailo con alguna chica del instituto. Parecen babear conmigo. ¿Tan atractivo soy? Bueno, tengo el pelo castaño, y los ojos azules claros, mi cuerpo se ha formado con flexiones, pesas y sudor.  Supongo que sí, que soy atractivo.
-Ey Lucas-me llama Leo, ha cogido a Ali por los hombros con su brazo, y caminan sonrientes hacia mí- ¡Aquí está nuestra alcahueta favorita!
-Anda id a divertiros juntos-les digo.
Me sonríen y se van. Ali se gira, y me da las gracias con una sonrisa.
En cierto modo la fiesta está bien. Estoy feliz, la chica pesada viene a verme. Estoy tan feliz, que bailo con ella tooooooda la noche, y al final le doy un beso en la mejilla. ¡Espero que no se haga ilusiones! La pobre chica me da pena; pero no puedo quererla. Ni a ella, ni a ninguna otra chica.
Más tarde beso a otra chica detrás de un árbol. No la conozco. Es la primera vez que la veo. Creo que es la prima de alguien... Pero no estoy seguro... Nos besamos, largo rato. después ella, se va.
Ha sido increíble. Los mejores besos de mi vida. Lo que hace la experiencia.
Cuando la fiesta termina todos nos vamos de casa de Ali, con una sonrisa en los labios.
¿Acaso no es bonito el amor, y más aún cuando tú has ayudado a que se forme?

CAPÍTULO 3

El lunes todo el mundo habla sobre la increíble fiesta de Ali. Esperan que haga otra pronto. Me han pasado una nota diciendo que la chica a la que besé era la prima de Nico, y que solo pasaba el finde en el pueblo, (menos mal, ella podría haberse encaprichado conmigo, y así, haberme liado para que me quedase en el pueblo) Que rápido se disipan las cosas....
A Leo y Ali se les ve muy felices. Me encanta ver como me bañan con su felicidad. Supongo que les espera un periodo de alegría a ambos, yo debo esperar. Comentan todo lo que hacen, y se les ve muy unidos. Todo el mundo sabe ya que están juntos.
La primera hora de clase tenemos examen de Lengua de literatura (vaya tostón); me he tirado toda la noche estudiando. Pero la profesora, seguro que me va a suspender, porque me tiene manía. Eso de que sea tu profesora de Lengua desde hace cuatro años, hace que sepa tus puntos débiles.
El resto de las clases pasa aburrido y lento. Quiero que sea ya el finde. Dios, aún estamos a lunes...
La semana pasa igual de lento, y por las tardes ha comenzado a llover. No queda otra que estar en casa haciendo la montaña de deberes que me mandan cada día.
Cuando por fin llega el viernes, pasa algo inesperado; que hace que las clases cambien su rumbo.
A primera hora, cuando estamos todos sentados, y mi tutor va a empezar la clase de mates, llaman a la puerta, y le dan una nota a mi profesor, que sale un minuto. Cuando vuelve se dirige a nosotros.
-Haber, a partir de hoy, vais a tener una nueva compañera. Quiero que la tratéis bien, y que no la dejéis apartada-mi tutor está en la puerta, mirando a toda la clase. Cuando la abre, entra un chica.
La chica nueva entra con la cabeza agachada. Se le nota a miles de kilómetros que tiene mucha vergüenza. Su cabello castaño rizado le tapa la cara.  El tutor se acerca al centro de la clase y hace mirar a la chica.
-Esta es Claudia, será vuestra nueva compañera desde ahora, os pido, que hagáis que se adapte rápido, y que se sienta como en casa-sonríe a la clase, y me dirige una mirada asesina-Siéntate ahí-señala un asiento a mi lado.
Ahora pasará lo típico. Se me acoplará,  y querrá hacerse amiga mía, porque soy su compañero de mesa....
Claudia se sienta, y deja su mochila sobre el suelo. Me mira, esperando algo.
-Soy Lucas-le digo. Tampoco quiero hablar demasiado con ella...
Me sonríe, y juro que es más bonita que he visto nunca. Sus ojos verdes me escrutan. Por un momento estos se tornan vidriosos, y se pone nerviosa. ¿Qué le pasa? ¿He dicho algo que no debería?
El resto de las clases se las pasa a mi lado. Parece no despegarse, y en el recreo, la invito a venir con nosotros. Ali parece llevarse bien con ella, han estado hablando todo el tiempo de cosas de chicas. Leo y yo hemos estado hablando de la chica nueva.
Cuando terminamos las clases, está lloviendo, lloviendo mucho. Claudia se moja bajo la lluvia. No tiene paraguas. Leo se aproxima junto a Ali. Claudia parece estar esperando a alguien, porque no se mueve, y parece tener la mirada en el vacío.
-Oye, ¿por que no la llevas a su casa?-propone Ali dirigiéndose a mi-Leo me acompaña hoy a casa, así que tienes paraguas de sobra, y la chica está pasando frío.
Dudo, pero en cierto modo, Claudia me da pena, bajo la lluvia, y empapada. Me acerco a ella. y le pongo mi paraguas sobre la cabeza. Me mira.
-Venga, que te acompaño a casa-digo con una voz dulce.
Me observa la cara. Cada parpadeo, cada movimiento de mis labios. Parece dudar.
-Vale-se limita a decir. No he escuchado a penas su voz.
-¿Dónde vives?
Me dice donde vive y vamos hacia su casa. La lluvia cada vez es más fuerte, y por la carretera, cae un río de agua. Su casa está un poco lejos del instituto. Pasamos  primero por mi casa, y la invito a pasar hasta que pase un poco la lluvia.
Mi casa está vacía. Mis padres se quedan a comer en el trabajo y mi hermana queda con sus amigas para comer en la ciudad.  Claudia, se queda en la entrada a pesar de que le he dicho que pase.
-Pasa, venga, no te quedes ahí-le digo.
-Pero no quiero mojar tu casa.
La miro de arriba a bajo, y me percato que está chorreando. El agua ha empapado su ropa, y de su pelo caen miles de gotas de agua.
-Espera, te voy a traer algo de ropa, después si para un poco te llevo a casa en la moto, y si no-dudo en decirlo porque no la conozco-te puedes quedar a comer, hoy estoy solo.
Subo las escaleras, y cojo unos pantalones de mi hermana que ya no usa, y que parecen estarle bien a Claudia, después cojo una de mis camisetas, y le doy la ropa. Entra al cuarto de baño a cambiarse.
Cuando sale, llueve menos. Entonces decidimos que la llevo a casa, porque no quiere causar molestias. Le dejo un chubasquero y un casco, y vamos hacia su casa.
Cuando llegamos, veo la casa de las pesadillas. La casa en la que vive lleva deshabitada mucho tiempo, y es el lugar donde vamos cuando queremos impresionar a las chicas para asustarles. Por el pueblo circulan miles de historias sobre la casa...
Paro, y la acompaño a la puerta, nos despedimos, rápido y ella entra, yo vuelvo a casa, y telefoneo a Leo. Le cuento lo que ha pasado y donde vive ella.
El resto de la tarde, me la paso pensando en Claudia. En su casa. En porque se ha venido a vivir aquí, a un pueblo en mitad de ninguna parte, apartado de todo, y que en invierno suele quedarse aislado.
¿Acaso su familia está huyendo de algo? ¿Por qué ahora viven aquí? Espero que sea algo temporal, porque pensar en Claudia me da escalofríos.

CAPÍTULO 4
 Bueno, este viernes Leo se ha venido a dormir a mi casa. Hemos pasado gran parte de la noche hablando sobre el posible pasado oscuro de Claudia, para que se halla venido a vivir aquí. En realidad yo no he podido parar de pensar en sus ojos desde que le di la espalda a su casa cuando la dejé allí. Espero que sea algo temporal; la novedad de la chica nueva. No quiero enamorarme, no ahora. Justo cuando me quedan dos años largos para pirarme de este maldito pueblo. Leo se ríe de mí, cuando hablo de ella, y le digo mis suposiciones siniestras. Dice que como siga hablando de ella me voy a terminar por enamorar...
Tiene razón, como siga hablando me voy a enamorar. No, no y no. Cambio de tema, y hablamos de otras cosas.

El sábado por la mañana vamos a jugar al fútbol con los chicos del instituto. Pero vuelve a llover, y tenemos que volver a casa. Leo ha quedado con Ali, y yo no quiero molestarlos, por lo que me vuelvo a casa. Decido investigar sobre la casa de Claudia.
Introduzco el nombre de mi pueblo en Google, y entro en la página del periódico local. Busco muchos años atrás, y apenas hay sucesos extraños. Pero cuando ya me voy a dar por vencido, encuentro algo relacionado con la casa. Parece que hace unos ciento-cincuenta  años, alguien había escrito en las paredes extraños símbolos. No se sabía quién lo había hecho, y los propietarios se mudaron a la ciudad asustados de aquel suceso. La casa no había sido habitada desde 1861, y nunca había estado en venta. Decían que la casa estaba "poseída".
Estuve toda la tarde comiéndome la cabeza sobre la casa, y ya el domingo por la mañana he ido a ver a Claudia.
Me presento en casa de Claudia con una cesta de bienvenida que le he dicho a mi madre que hiciese. Cuando me abre la puerta un hombre alto y delgado de pelo negro, supongo que es el padre de Claudia. Le digo que traigo una cesta de bienvenida, y que conozco a Claudia. EL hombre sonríe, coge la cesta y me deja pasar a la casa. Llama a Claudia, y baja por las escaleras. Yo me quedo sorprendido mirando la casa. Está nueva, no como la última vez que entré. Claudia me sonríe, y me saca fuera de la casa.
-Ven-me dice llevándome al jardín trasero de su casa. Todo está verde, hay un laberinto de setos altos, césped oscuro,  unas mesas de piedra, y grandes árboles. Ya la casa no parece siniestra.
Nos sentamos en el césped, y ella no para de mirarme.
-¿Cómo que has venido?-me pregunta.
-Os he traído una cesta de bienvenida, y de paso te saludo-miento un poco, porque en realidad estoy aquí para averiguar cosas sobre ella, y sobre la casa.
Parece mirar más allá de mí, como si me traspasase. Entorna los ojos y vuelve a sonreírme.
Ahora ella parece distinta a la chica tímida del viernes. Sonreíe, y la camiseta ancha y desgastada de los Rolling Stones le da otro tipo de personalidad que yo nunca habría relacionado con ella.
Nos quedamos en silencio. Ella me mira, y yo la miro a ella.  Comienzo a sentir un pequeño cosquilleo que nunca antes había sentido en el estómago. Y ahí esta ella.
-El viernes fuiste muy amable conmigo-me dice-No me conocías y me trajiste a casa, y me ofreciste la tuya. Gracias, el otro día no te las di.
-No fue nada-digo sonriendo.
Volvemos al silencio. Solo se escucha el susurro de las hojas de los árboles mecidos por el viento. Se nota que ya refresca, y es necesario salir abrigado y con el paraguas en la mano.  Nada más pensar en lluvia, el cielo se encapota, y comienza a llover con fuerza sobre nuestras cabezas.  Claudia coge mi mano, y me guía hasta dentro de la casa. Me hace subir las escaleras, y me lleva a su cuarto. En el único cuarto de chica que he estado es en el de Ali, bueno, sin contar el de mi hermana.
El cuarto sigue sin encajar con ella. Todo es blanco. La cama, las paredes, los muebles... Todo. Se queda parada, y me mira fijamente.
-Eres distinto a los demás-se limita  a decir.
Volvemos al silencio. Un nuevo amigo, que parece encajar a la perfección entre nosotros.

Vuelvo a casa. No sin antes recibir las gracias del padre de Claudia.
Cuando llego a casa, me doy cuenta que a lo único que he ido a casa de Claudia es a verla a ella. Creo que me estoy enamorando. Y no me importa... Es como si ella tuviese algo que los demás no tienen.
Vale, lo admito he garabateado en una vieja libreta nuestros nombres miles de veces. Pero, ¿que me pasa?
Leo viene a pasar la tarde a mi casa. Mientras jugamos a la Play, y comemos palomitas, le cuento que he estado en casa de Claudia. También le digo que la casa ha cambiado. Leo escucha con atención todo lo que digo. Cuando termino parece no creer nada de lo que digo.
-¿Has estado en su casa?-dice Leo sorprendido.
-Sí...
-Oye, tú estás enamorado.
-No. Solo es la novedad de tener a alguien distinto en el pueblo. No es amor, si no deseo.
Leo pone los ojos en blanco y sigue chinchándome con el tema de Claudia.
No se. Pero cuanto más pienso en ella más ganas tengo de besarla. No... NO puedo caer en las garras del amor.... Deseo que no llegue el lunes. Porque voy a tener a Claudia todo el día a mi lado, y eso puede hacer que me enamore del todo de ella, y ya sea imposible salvarme del amor.
¿Por qué ha tenido que aparecer Claudia en este momento de mi vida, no podía haberla conocido después? Todo tiene una explicación, el destino.

CAPÍTULO 5
Ya ha llegado el último día de clase. Desde que estuve en casa de Claudia, la he estado evitando a pesar de que ella se ha sentado día tras día a mi lado. No he podido evitar rechazarla a ella de ese modo; estaba comenzado a sentir un sentimiento prohibido para mí. El amor...
Leo y Ali, siguen tan felices como siempre, y Ali insiste en que no pase de Claudia. Ellas dos se han hecho muy amigas, y ahora son "casi" inseparables. No se de que hablan, porque Ali se niega a decírmelo.
Esta noche tenemos la fiesta de Navidad del instituto. Hacemos un baile en el instituto, para recaudar fondos para el viaje de estudios. Por si no lo había dicho en Abril nos vamos a Londres de viaje.
Todos tienen pareja. Algunas chicas me han pedido que las acompañe, pero me he negado. No puedo. Va en contra de mí.

Hoy he comido solo. Me he duchado, y me he vestido, a la espera de la fiesta. No puede ser cierto, que no haya querido llevar a ninguna chica.
Mi hermana vuelve al rato para vestirse. Este año quiere le ha tocado estar en la puerta cogiendo las entradas de los invitados. Así que ella se va antes. Me mira y me dice que estoy muy guapo con traje; pero yo ignoro su comentario. He vuelto a pensar en Claudia. No se si ella va a ir al baile... Debí haberla invitado...
Cuando llega la hora, me recogen Ali y Leo. Están muy bien. Siento que sobro entre los tres. Ya no somos un  grupo de tres personas, ahora es un grupo de dos. En las últimas semanas, nuestra relación se ha enfriado un poco. Siento que los estoy perdiendo; que me estoy perdiendo a mi mismo.
Cuando llegamos al instituto mi hermana está en la puerta. Nos pide las entradas, y nos deja pasar. Dentro, en las distintas clases se han instalado juegos, salas para fotos, y otras actividades para recaudar dinero. Pero la fiesta gorda, está en el gimnasio. La música suena a todo volumen, y la gente se mueve con la música. Ali y Leo se van a bailar juntos, y yo me quedo solo. Busco la barra, y me pido una Coca-Cola.
Ver a las parejas bailar me da envida. ¿Pero qué envidia? Yo podía estar así también, y no lo estoy porque no he querido.... Soy un tonto maníaco....
Busco a Claudia. Pero no la veo. Me salgo a la calle. Hace frío, y la chaqueta a penas me resguarda del frío. Me siento triste. Pero, en realidad es por mi culpa...  Comienza a nevar, y siento algo frío sobre mis mejillas que no es nieve. Aprieto los ojos. Estoy llorando, después de mucho tiempo. ¿Por qué lloro? Lloro por mi mismo, por mis estúpidos caprichos. Me siento en el suelo, y miro el cielo oscuro tapado por las espesas nubes que arrojan nieve sin cesar.
Decido que lo mejor que he de hacer es irme. O no... Me levanto. Me limpio las lágrimas, y dirijo al gimnasio. Me pongo a bailar con todo el mundo me río y me divierto. Soy feliz, en realidad solo lo finjo.
Vuelvo a la calle a tomar el aire. Entonces lo veo. La veo. Claudia está enganchada del brazo de un muchacho alto, quizás de mi misma edad. Pelo castaño y ojos castaños también. Se me acaba de pasar por la cabeza pedirle perdón a Claudia, pero se me acaban de quitar las ganas. Ellos pasan a mi lado, y Claudia va a decirme algo, pero no quiero. Estoy triste. Dejé de hablarle, y ahora tiene novio, no he debido ignorarla y mucho menos ignorar los sentimientos que ella me crea... Huyo. Corro tan rápido que no llego a ver ni escuchar el coche que me golpea, y me hace rodar sobre el asfalto mojado. Siento el choque fuerte sobre el suelo. Mi piel quemándose. Yo muriendo. Mis ojos se cierran. Escucho también como la puerta del coche se abre, alguien que grita. Un sollozo de una boca conocida. Algo más que nieve caer sobre mi cara. Abro un instante los ojos. Veo una cara borrosa que grita mi nombre. Unos labios cerca de los míos. Una mano que toca mi mano. Después cierro los ojos pesadamente a pesar de que no quiero hacerlo. Algo cálido sale de mi cabeza. Intento mover los labios pero no sale sonido alguno. Creo que muero.
¿Por qué la vida es tan larga para algunos y tan corta para otros? ¿Por qué es tan dolorosa?

CAPÍTULO 6
Pip. Pip. Pip...
-...parece que abre los ojos...
Un sonido extraño.
Pip. Pip. Pip...
Mis párpados se mueven un poco, y se comienzan a abrir. Poco a poco. Veo borroso. Un techo blanco. Me duele todo el cuerpo, y me duele también respirar. Finalmente consigo parpadear varias veces, y consigo ver bien. Mi madre está sentada enfrente mío. Sonríe. Y se acerca para besarme en la frente. Mi hermana también está aquí, y me toma la mano.
-¿Do-donde estoy?-digo dificultosamente. Me cuesta un poco hablar.
-¿No lo recuerdas?-dice mi hermana. Yo niego con la cabeza-Te atropelló un coche la noche del baile.
Cuando lo dice, comienzo a recordar. El impacto de mi cuerpo contra el metal duro del coche, mi cuerpo quemándose con el asfalto, la nieve mojándome, lágrimas saliendo de mis ojos, y Claudia con otro chico...
-¿Cuánto tiempo llevo aquí?
-Dos días-mi hermana me comprueba de arriba a bajo.-¿No te duele?
Entonces me percato de que no puedo mover los dedos del pie derecho. Lo miro, y está en alto, con una escayola hasta la rodilla.
-Te han tenido que operar de la pierna, te la partiste al igual que el brazo.
Compruebo, que también está escayolada.
Sonrío por no echarme  a llorar. Ahora no voy a poder andar... Voy a tener que estar tumbado en la cama sin hacer nada... Vaya mierda de vida. Claudia está con otro, me atropellan, me operan....
No me apetece ver a nadie, así que vuelvo a cerrar los ojos y me duermo.

Cuando vuelvo a abrir los ojos, no se cuanto tiempo he pasado con los ojos cerrados. Pero ya no hay nadie en la habitación. Resoplo. No puedo hacer nada. Llaman a la puerta.
-Pasa-digo, suspirando. Debe de ser mi madre.
Pero para mi sorpresa entran Ali y Leo. Me abrazan como pueden, y Leo me revuelve el pelo.
-¿Cómo estás?-Ali me abraza, y se le quiebra la voz-Pensé que no te despertarías....-comienza a llorar-cuando te vimos tirado en el suelo, pensamos, pensamos... lo peor.
Le doy unas palmadas en la espalda con mi mano buena.
-Ali, no llores, que estoy bien-digo. Me mira a los ojos, y sorbe la nariz.
Leo me da una bolsa roja brillante.
-Toma anda, un regalito-.
-Hey, no hacía falta-digo mientras saco un paquete de la bolsa.
Lo abro. Las tiras de papel rasgado caen sobre la cama. Son rotuladores. Los miro levantando una ceja.
-Son para pintar en tu escayola-dice Leo encogiéndose de  hombros y sonriendo. Me los quita y me pinta la escayola de la pierna.
Paso un buen rato con ellos. Pero se hace tarde y tienen que coger un autobús para el pueblo, y no quieren perderlo. Se despiden y se van.
Mi madre vuelve por la noche.

Los días en el hospital han pasado lentos y aburridos. Pero por fin, me dan el alta y me puedo ir a casa.
Cuando llego mis amigos me esperan con más gente en la puerta de mi casa con una pancarta. Cuando bajo ( voy penoso, porque tengo que usar silla de ruedas...) todos vienen a saludarme. Me firman en las escayolas con los rotuladores de Leo y Ali. Han puesto música y comida, y la gente se lo está pasando bien.
Diviso a Claudia. Sigue con el mismo chico. Intento acercarme a ella, pero me ve, y huye. Me doy por vencido y me quedo en un sofá viendo como la gente se lo pasa bien mientras yo sufro en silencio.
Leo se queda a dormir en mi casa. Me cuenta cosas nuevas sobre Claudia. ha estado investigando, y por lo que dice, Ali sabe cosas de su vida.
-Bueno, he estado investigando por tu culpa, tu me hiciste dudar.
Le miro como si hubiese herido mi orgullo, y entonces estallamos en carcajadas.
-Vale, he investigado porque sí. Se que la casa es de sus padres ahora, que han reformado rápido, porque no querían hacer alboroto, y no querían llamar la atención. Sobre Claudia puedo decirte que tiene un hermano, que no se quien es, y que saca buenas notas, pero eso ya lo sabías. Ali sabe algo más, pero no quiere contármelo....
Me quedo en silencio. Quiero decirle que me he enamorado de Claudia, pero tengo miedo de lo que pueda pensar. No, de lo que tengo miedo es de lo que puede pasar. Pero, no puedo esconder más lo que siento.  Debo de hablar con alguien de ella....
-Me....-dudo.
-¿Te?-Leo pone cara de intriga.
-Me gus...-hay, como cuesta decirlo-Me gusta Claudia.
-Te lo dije. Al final te enamorarías de ella.
-Pero creo que tiene novio....
-Puede ser....siempre va con un chico alto y moreno.
Inflo los carrillos en forma de frustración, y Leo se ríe.
-Oye, ¿no voy  a tener que hacer de espía por ti, no?-me dice Leo.
Sonrío, y le pongo ojitos. Finalmente Leo acepta, porque le pone nervioso cuando pongo esa cara.
Seguimos cotilleando de todo un poco por la noche, de tal modo que no dormimos.

Por la mañana Leo se va, y me quedo yo solo con mis absurdas preguntas, mirando el blanco techo tumbado sobre la colcha arrugada.
-El techo es aburriiiido...-digo a la vez que resoplo.
No tengo nada que hacer. N-A-D-A....
Cojo el portátil como puedo y sigo investigando sobre la casa de Claudia. Hay algo que me da muy mala espina. Y yo tengo que averiguarlo.
¿Por qué todo pasa en el momento más inoportuno?

CAPÍTULO 7
Hoy Ali da otra fiesta ( lo estaba deseando), pero voy a tener que estar marginado y aburrido en una esquinita, viendo oscilar los cuerpos de la gente al son de la música. Si al menos no tuviera esta aparatosa escayola....
Me llevan en coche hasta casa de Ali. La música se escucha desde la puerta. Cuando entro como puedo al jardín Ali viene a recibirme. Sonrío, y me quedo (bien como yo había planeado) en una esquina al lado de los refrescos. La noche pasa lenta, y las únicas palabras que cruzo son holas y como estás. una mierda, ni siquiera se porque me he molestado en venir.
Pero, cuando ya me estoy aburriendo mucho, la veo, a Claudia. de nuevo del brazo del muchacho alto de ojos verdes. Claudia me ve, y se da la vuelta. Quiero llamarla, y hablar con ella, pedirle perdón. Pero siento las palabras pegadas a mi garganta.
Carraspeo un par de veces y la llamo.
Cuando pronuncio su nombre, ella se da la vuelta, sin llegar a creer la he llamado. Duda, pero finalmente viene a mi lado (sin el chico alto, que se queda comiendo algo).
Se pone en frente mía, pero yo no digo ninguna palabra, estoy mirando al suelo, y ella también. Uf, nunca me había quedado pillado delante de una chica... debo de estar bien enamorado para que me pase.
-Yo... Quiero pedirte perdón-digo todo del tirón.
Me mira a los ojos.
Va a hablar pero me adelanto.
-Te estado esquivando por un solo motivo....-no puedo terminar. El muchacho alto se acerca, y se pone enfrente mía.
-Soy Jorge-me tiende la mano.
La miro con un poco de desagrado.
-Lucas-se la estrecho.
-Él es mi hermano-dice Claudia.- Jorge, este es el chico que me llevo a casa.
-El mismo al que no paras de mencionar en casa...-Claudia le da un pisotón.
Dios. He sentido un alivio cuando me ha dicho que era su hermano y no su novio. Vía libre.
-Esto, Jorge, nos dejas solos un momento, te la robo cinco minutos, tengo que hablar con ella.
Jorge se da la vuelta, y se va sin decir nada. Aunque le he visto una sonrisa satisfactoria en los labios.
-Bueno, como te iba diciendo...-vale, le debo confesar lo que siento. Se que este no es el lugar adecuado, pero...-Solo hay un motivo por el cual, te he estado esquivando, y es...-hay que vergüenza....-es que tenía miedo a quererte. A enamorarme de ti.
Claudia se queda en silencio.
-Tenía miedo de que formases parte de mi mundo, y de que me ataras a tu vida. de que cortases mis alas, y no pudiese irme. Pero he estado meditando, y a pesar de que no te conozco muy bien, me he dado cuenta de que quiero estar contigo me cueste lo que me cueste, si he de quedarme en el pueblo lo haré por ti. Te quiero Claudia.
Bajo la mirada. Se lo he dicho todo. Todo de golpe. No me he callado nada. Miro a Claudia. Está llorando un poco.
-Eh-digo dulcemente-no llores...
Se acerca a mi cara. Siento su aliento cálido sobre mi cara.
-Cuando te vi chocar con el coche. Cuando te vi rodando por el suelo. Cuando vi la sangre salir en abundancia de tu cabeza, mi mundo se vino abajo, pensé que nunca tendría la oportunidad de hacer esto-Claudia toma mi rostro entre sus manos, y nuestros labios se juntan. Su lengua se roza con la mía. Sabe a fresas. Cojo su cabeza con mi mano, y enredo los dedos en su pelo. El beso dura hasta que nos quedamos sin aire. Cuando nos separamos, necesito tenerla cerca. No quiero que se separe, quiero que su cara esté a dos centímetros de la mía, para volverla a besar. Para recuperar todos los besos, que por mi cabezonería, no que he dado aún.
-Te quiero Lucas-dice,  y me vuelve a besar.
Siento como si ella fuese la primera chica a la que beso, y en cierto modo es así. Es la primera chica a la que beso con un sentimiento tan fuerte.

Cuando llego a casa no puedo parar de pensar en ella. En sus labios rozando los míos. En mi mano en su pelo. En su sabor a fresas. Aún no se lo he dicho a Leo, que va a flipar cuando se lo cuente.
¿Por qué cuando te das cuenta de que quieres estar con una persona te cuesta tanto decírselo? Es simplemente el miedo a destrozar lo que teníais formado.


Capítulo 8
Los días han pasado, y no he vuelto a saber nada de Claudia. Quería hablar con ella, pasar las horas enredándonos en un beso, sentir su dulce olor a fresas, que me dedicase una sonrisa... pero atado a la mierda de la silla de ruedas, no puedo salir. Todo es muy difícil con la mano y la pierna escayoladas...
Llamo a Ali al móvil
-¡Lucas!-responde cuando el teléfono da dos pitidos-¿Cómo estás?
-No muy bien...
-¿Te duele o algo?-pregunta ella preocupada.
-No es que estoy muy aburrido, y llevo unos días sin hablar con Claudia.
Ali se ríe al otro lado del teléfono.
-Oh, la echas de menos. Claudia me lo ha contado todo, fue muy bonito. Pero me extraña que saliera de ti, todo esto rompe tus ideas, ¿no?
-Sí, pero me gusta demasiado como para no estar con ella-es la verdad, prefiero pasar el tiempo con Claudia a cumplir mi sueño de desaparecer.
-No vas a hacer nada después de comer, ¿verdad?
-No.
-Vale, adiós. Un besito Lucas, y no te mueras de aburrimiento, ¿¿eh??
-Adiós Ali.
Cuelgo, y vuelvo al silencio de mi habitación. Me tiro toda la mañana fantaseando. Imaginando mi vida con Claudia. Pero entonces recuerdo su casa, y me pongo a investigar de nuevo. Abro el Google, y pongo el nombre de mi pueblo. Nada, apenas hay noticias. Cierro el portátil desilusionado, y me duermo.

Tengo los ojos cerrados, pero escucho unas risitas a mi lado. Me están haciendo cosquillas en el pie. Me remuevo como puedo. Finalmente abro los ojos. Me encuentro con la cara de Claudia a dos centímetros de la mía, y nada más abrir yo los ojos ella sonríe y me besa suavemente. Le devuelvo el beso.
Carraspea alguien. Ali y Leo.
-Dejad eso para después-dice Leo-Venga Lucas levántate.
-No puedo.
-Venga que nos vamos al cine, y el autobús sale en una hora-dice Leo de nuevo.
-Pues yo me tengo que duchar....-digo-y no es fácil con las escayolas.
-Yo te ayudo-Leo acerca la silla de ruedas a mi cama, y me hace subir. Como puede me coloca bien, y me lleva hasta la puerta-Señoritas, ahora volvemos.
-Si no me ahogas en la bañera-digo mirando a Leo, que riéndose me da un coscorrón en la cabeza.

Tras ducharme y vestirme como hemos podido, bajamos dificultosamente a la planta baja de la casa. Me despido de mis padres, cojo dinero y nos vamos. En el trayecto hasta el cine, Claudia está cariñosa conmigo. Me coge de la mano, y nos besamos cuando nadie mira.
Cuando llegamos al cine, cogemos una película de mucho miedo. No hay nadie en la sala. Nos sentamos, jo..yo me quedo en el pasillito. Cuando comienza la película, Claudia coge mi mano.  Ella mira la peli todo el rato. Ai y Leo se están besando la gran parte de la película. Yo hago lo mismo con Claudia.
Nuestros labios se juntan. Nuestras lenguas se rozan. Cuando nos quedamos sin aire volvemos a besarnos. Hasta que termina la peli.
Salimos a la calle. Y suena el móvil de Claudia. Cuando cuelga, se despide y corre hacia un coche que la está esperando en la acera de enfrente. En él, reconozco a su padre y a su hermano.
Nos quedamos atónitos. No entendemos. Se ha ido sin dar explicación alguna.
Esa noche duermo en casa de Leo. Cotilleamos toda la noche.
-Leo tu ya has...
-¿Yo he..? que
-Bueno, ya sabes, hacer eso con Ali...-digo avergonzándome.
Leo se queda en silencio.
-No. Si lo hubiese hecho te lo abría dicho. ¿Y tú, lo has hecho?
-Tampoco...
Nos quedamos un rato en silencio. Después Leo pone la Play Station, y jugamos un rato, hasta que me enfado, porque no puedo jugar bien y Leo me gana todas la veces. Nos cansamos de jugar. Ahora ya tengo el número de móvil de Claudia, me lo ha dado Ali. Intento llamarla, pero dice que está apagado o fuera de cobertura. ¿Qué le pasa? Ha salido corriendo, y ahora tiene el móvil apagado. No lo entiendo.
Me quedo dormido, sueño con Claudia.
Estamos en una pradera. Nos besamos, nos acariciamos, nos decimos cosas bonitas, hasta que ella sale corriendo hacia un bosque. No puedo seguirla, porque de repente, tengo las dos piernas rotas. La escucho chillar. E intento arrastrarme, pero ella es más rápida. Está ahora detrás de mi. Me da la vuelta, y con los ojos de otro color distinto al suyo, me mata.
Me despierto jadeando. No puedo hablar con Leo, porque está durmiendo plácidamente, me quedo despierto, alerta. Sumido en mis pensamientos. ¿Por qué habré tenido ese sueño, querrá decir algo?
¿Qué esconde Claudia?Tiene que ser algo gordo, además de que toda su familia tiene que estar metida en el asunto...


CAPÍTULO 9
Menos mal. Hoy es uno de los grandes días que estaba esperando; me quietan la escayola de la pierna. Volveré a ser liiiibre. La del brazo me la quitaron hace un mes más o menos. No he podido pegar ojo en toda la noche pensando que a partir de hoy podré volver a correr. A Leo le espera una buena. Ahora pienso ganarle en todas las partidas que echemos. Con Claudia estoy bien dentro de lo que cabe... Cada vez estoy más seguro de que esconde algo muy importante, y ese algo la está separando de mí cada vez más. No es que llevemos juntos demasiado tiempo, pero si lo suficiente para que la eche de menos, y para que me halla enamorado mucho de ella.
Falta poco. Estoy sentado en la sala de espera. Solo hay un par de personas delante de mí. He venido con mi hermana, porque mis padres están trabajando (como de costumbre). Mi hermana no me presta atención, está con su Iphone en las redes sociales chateando con alguien. Como si ella no tuviese otra cosa que hacer, tiene que estar cotilleando las fotos y los comentarios de los demás...
Cuando sale un enfermera, rechoncha y con cara agradable, y dice mi nombre, mi herma da un respingo y empuja mi silla hasta la consulta del médico.
El traumatólogo, es un hombre mayor. Su pelo gris delata que es bastante mayor. También tiene las manos estropeadas por el paso del tiempo. Ahí se nota la experiencia como buen doctor. Me mira por encima de las gafas sin montura, y después dirige sus ojos hacia una ficha. Vuelve a mirarme, y me mira de arriba a bajo, evaluándome.
-Bien-dice el médico con voz pausada-Es hora de quitarte esa escayola, ¿no?-sonríe.
-Sí-afirmo. 
El hombre se acerca a mí, y me lleva hasta una camilla de sábanas blancas. Me ayuda a ponerme sentado sobre la cama, comienza la operación "quitar escayola".
Cuando por fin esa escayola fea y firmada se quita de mi pierna, vuelvo a ver mi preciada extremidad. Intento ponerme de pie. Pero o recuerdo muy bien como se anda...jeje tanto tiempo dependiendo de la silla de ruedas ha pasado factura. 
Consigo sentarme al lado de mi hermana. El médico me da algunos consejos, y andando como puedo, ayudado por mi hermana, me monto en el coche, y ponemos rumbo hacia el centro de la ciudad. Mi hermana quiere hacer unas compras... Sí, mujeres...
Consigue aparcar en la calle sin muchos problemas. Después me arrastra hacia tiendas de ropa. Entramos en una tienda de ropa interior femenina (tierra trágame...) Me quedo apartado en la entrada, esperando a que mi hermana mire. Miro disimuladamente los sujetadores de lencería, y la demás ropa interior. Siento vergüenza, y más aún cuando mi hermana me llama, y tengo que ir hacia ella, mientras que los sujetadores que cuelgan de las perchas me dan en los brazos.
-Este o este-dice enseñándome dos sujetadores.
-Ese-digo señalando uno de los dos-¿Nos vamos a otra tienda...?
-Vale, pago esto y nos vamos-dice.
-Te espero en la puerta.
Me voy a fuera. Muevo la pierna, ya casi ando bien del todo. Estoy concentrado con mis ejercicios, cuando veo en la acera de enfrente una silueta familiar. Es Claudia. Está entrando en una farmacia. Es raro. Llevaba sin verla desde hace una semana. No responde a mis llamadas. ¿Qué está pasando? Cuando sale lleva una bolsa grande llena hasta arriba de algo que no llego a ver.
-¡Claudia!-la llamo involuntariamente.
Ella no mira, pero me ha escuchado y reconocido mi voz. Porque ha apretado el paso, sin mirar atrás. MI hermana sale, y nos montamos en el coche. Ya ha comprado toda la ropa que ha querido, y volvemos a casa.
No paro de pensar en porque Claudia me ha ignorado.

  ***
Vuelvo a pasearme por el instituto caminando con normalidad. La chica de los braquets me mira anonada. Llego a mi clase. Todo el mundo está en la clase sentado, pero solo queda una mesa vacía. La que está a mi lado. Claudia tampoco ha venido hoy.
En el recreo le cuento lo que pasó a Leo y a Ali, que tampoco entienden. Nos hemos dado cuenta de que Jorge, el hermano de Claudia tampoco aparece por el instituto. Me convencen para que a la salida de clase vaya a ver a Claudia a su casa.
Ya ha tocado el timbre que indica el final de las clases. Me monto en mi moto y voy a casa de Claudia. Llamo ansioso a la puerta, pero nadie responde. Cuando estoy bajando las escaleras del porche, la puerta se abre.
-Lucas, que quieres-dice Jorge.
Me doy la vuelta, y veo al hermano de Claudia, apoyado sobre el marco de la puerta.
-¿Está Claudia?-digo acercándome-Necesito hablar con ella, es importante.
-Sí, si que está, pero no puede hablar contigo-dice cerrando la puerta.
-Espera-digo, Jorge vuelve a abrir la puerta-Por favor...
-No, cuando Claudia pueda, hablará contigo.
Jorge me da con la puerta en las narices. Me vuelvo a casa malhumorado.  Pongo el nombre y los apellidos de Claudia en Google, pero nada. Desesperado, me tiro en la cama. Pero, no se como, encuentro un artículo interesante en una página de un periódico local de un pueblecito... Al fondo de la foto, divido a Claudia con su hermano, están sucios, o eso parece, y sus ropas destrozadas. Leo el titular. "Encontrado el cuerpo de la desaparecida atacada por el oso". No creo que sea un oso... No hay osos. ¿Cómo abra llegado esta noticia a mis manos? La suerte. Estoy destinado a averiguar en qué anda metida Claudia.
Llamo a Claudia al móvil. Para mi sorpresa responde.
-Hola... Lo siento-dice.
-Hola, tengo que preguntarte algo, se que escondes algo, ven a mi casa ahora-digo, y cuelgo.
Espero hasta que el timbre de mi casa suena. Salgo, y abrazo a Claudia. Paso por alto la sensación de  hundimiento y de enfado que tenía, y la beso apasionadamente. La estrecho entre mis brazos, no quiero que vuelva a escapar de mi lado. Paro de besarla,  y ella pone un dedo en mis labios.
-¿Qué hacías en una página del periódico, donde había habido un ataque de "oso"? Explícamelo-digo rápidamente.
-No era un oso..-dice suspirando.
-Dime que escondes, sino los nuestro a acabado-digo recuperando mi enfado del día anterior.
-No puedo-dice agachando la cabeza.
-Pues hasta que me lo digas hemos terminado.
Me meto en casa y le cierro la puerta en la cara, con lágrimas en los ojos.
Paso toda la tarde llorando.

Mi móvil suena. ¿Qué hora es? Miro el reloj del teléfono las tres de la madrugada. Es Claudia.
-¿Sï?-bostezo.
-Lucas, tenemos que hablar. Voy a tu casa.
Bip. Bip. Bip. Ha colgado.
¿Es ya la hora de enterarme de que es lo que Claudia me oculta? Esta noche lo sabré.



CAPÍTULO 10
Estoy nervioso. Es normal, ¿no? Por fin voy  a saber cual es el gran secreto de Claudia. Voy a averiguar quien es realidad. Siento cierto cosquilleo en la boca del estómago. Me he salido a esperarla al porche de mi casa, no quiero despertar a mis padres y que no me dejen salir a hablar con ella. 
Ya ha pasado más de una hora desde que ella me llamó, ¿por qué tarda tanto? ¿Se habrá arrepentido, y no piensa venir? Esta noche hace más frío de lo normal. Estoy bastante abrigado, pero el frío me cala la ropa. 
Veo unas luces a lo lejos, al final de mi calle. Se aproximan a mí, y se detienen enfrente de mi casa. Es un coche todo terreno. Entorno los ojos, porque me he quedado deslumbrado por la intensidad de la luz. 
Claudia baja del coche y se acerca a mí. Coge mi mano sin decir nada, y me guía al interior del gran coche negro. Me siento en el asiento trasero. Jorge está al volante y me mira sin decir nada. Arranca. El motor ruge, y el coche sale disparado en la carretera fundiéndose en la negrura de la noche.
No ha habido besos, ni caricias, ni abrazos, ni siquiera un roce mínimo. Tampoco hemos roto el silencio. Me siento incómodo sentado en el asiento trasero de un coche, de madrugada y sin saber a donde me llevan.
Sigo nervioso, y además me estoy asustando. Sobre todo cuando el coche deja la carretera asfaltada y se mete por un camino de tierra y baches, que bambolean el coche.
-¿Dónde vamos?-murmuro mirando el espejo del centro del coche.
Jorge me mira por el espejo y sonríe.
-Ya lo verás. No es agradable-sus palabras quedan establecidas en el silencio que vuelve a hacerse.
Seguimos por el camino de tierra hasta que el coche gira bruscamente hacia la derecha y nos metemos en otro camino cubierto por la espesura de los árboles. Apenas hay espacio, pero Jorge mueve el coche de modo que no nos chocamos. No se cuanto tiempo llevamos en el coche, quizás nos sea mucho, pero se me está haciendo eterno el viaje, y tampoco se cuanto queda para llegar. ¿Y si me quieren abandonar en mitad del bosque por qué a lo mejor se demasiado? No creo, no se nada...
Por fin, el coche se detiene. Las puertas se abren y bajamos del coche. Claudia coge mi mano y la aprieta.
-Vamos, se hace tarde-dice Jorge mientras comienza a subir una cuesta de tierra muy empinada y llena de arbustos húmedos y traicioneros.
Claudia y yo nos quedamos atrás un momento.
-Prefiero enseñarte mi secreto a decírtelo, porque si no me tomarías por loca y no me creerías. Si hago esto es porque no quiero perderte-Claudia vuelve a apretar mi mano, y me guía hacia la cuesta.

-Espera, debo pedirte disculpas por lo de antes. Estaba mosqueado y muy preocupado, y no quería dejarte ir... -digo agachando la cabeza.
-Lo entiendo. Quiero que sepas que eres la primera persona que va a saber mi secreto. Confío en ti-no me da tiempo a responder porque Claudia junta sus labios con los míos  y pone sus manos en mi cuello, y me besa apasionadamente.
El tiempo parece pararse. Mi corazón da un vuelco, y mi mente da vueltas.
Jorge nos llama, y dejamos de besarnos.

-!Siento cortaros el rollo, pero os estoy esperando, y no tenemos toda la noche por delante¡-grita desde arriba de la gran cuesta.
Claudia y yo avanzamos juntos por la cuesta. Los arbustos me dan en las piernas. Subimos hasta alcanzar a Jorge, y él nos sigue guiando hasta no se donde. Subimos y bajamos, hasta llegar a una pared de roca. Claudia enfoca con una linterna la pared, y su hermano comienza a trepar. Claudia le sigue, y yo me veo obligado a imitarlos.
No se que narices hacemos en mitad de un bosque perdido de madrugada. Tampoco se porque tengo que trepar una mierda de pared rocosa de la que me puedo caer y volver a lesionarme. Pero la respuesta es que lo hago por Claudia. Por su secreto. Debe de ser algo importante para que me hallan traído hasta aquí:
La roca dura se clava en mis manos. Estoy sudando. Ya no siento nada de frío. El sudor me resbala por la frente y siento la espalda húmeda. Claudia ya ha llegado, coge mi mano y me ayuda a ponerme sobre la plataforma rocosa sobre la que está ella. Jorge ha desaparecido.  Una vez que estoy sobre esta plataforma, Claudia ilumina con la linterna una cueva. Después me mira.
-Lo que te voy a enseñar ahora va a romper tu visión del mundo. Solo lo sabe mi familia, este secreto lo llevo en mi sangre ha pasado de generación en generación, hasta ahora. Te lo voy a enseñar  porque te quiero y creo que no mereces que te mienta-para un segundo y se muerde el labio inferior. Estoy escuchando sus palabras sin comprender. No se que me va a enseñar ni que quiere decir con lo que dice-No se si estás preparado para estos. Pero te lo voy a preguntar, ¿de verdad quieres saber porque hemos venido hasta aquí, y que relación tiene con mi secreto? Si te vas de mi lado lo comprenderé, si quieres abandonar ahora también lo entenderé y yo seguiré contigo como hasta ahora. Lucas tu tomas la decisión.
-Quiero saber porque me habéis traído. Me alegro de que confíes tanto en mí como para mostrarme lo que hasta ahora no has mostrado a nadie. Lo que me enseñes ahora no va a cambiar nada. Te quiero.
Todo lo he dicho sin que la voz me tiemble por el miedo. La beso de nuevo. La estrecho entre mis brazos y la miro a los ojos.
-Pero una cosa, ¿no eres un vampiro, no?-digo con una carcajada.

-Por supuesto que no-dice sonriendo. 
Claudia entra en la cueva. Yo la sigo. Se escuchan ruidos cada vez más fuertes. Parecen gruñidos. Pero no lo entiendo. Caminamos hacia el interior de la cueva. No hemos andado demasiado cuando se ve una luz. Distingo la silueta de Jorge. Unos ruidos muy fuertes. Mi corazón se acelera. Saboreo el miedo en mi boca. Mi respiración se agita. Claudia coge mi mano. Entonces lo veo. Hay un ser extraño atado con cuerdas que da gritos de agonía. Sus ojos rojos se posan en mi y lucha por liberarse. Estoy apunto de mearme en los pantalones. ¿Qué es esa cosa?
-¿Qu-qué es esa cosa?-digo andando hacia atrás.
Claudia va a abrir la boca para responder a mi pregunta pero Jorge se adelanta.
-Es un wendigo-dice mirándome.
Le miro con cara de no entender que es un "wendigo". Se percata de mi cara y continúa hablando.
-Es un ser que viene de los bosques de américa, y sinceramente no se que hace por aquí. Pero por suerte lo hemos cogido antes de que hiciese daño a alguien. Su origen está en la mitología india. Y esta preciosidad-señala al supuesto wendigo-Se alimenta de carne humana y parece que lleva bastante tiempo sin probar bocado por lo que debe de estar hambriento.
Miro a Claudia. Me he quedado flipando cuando Jorge me ha dicho eso.
-Explícamelo Claudia-miro al wendigo, es muy feo. No tiene pelo. Sus orejas son grandes y puntiagudas y una gran boca repleta de dientes.
-Haber, como te lo digo....-vuelve a morderse el labio-Soy cazadora.
-Un cazador caza jabalíes o ciervos, no eso-señalo al ser extraño, que no para de observarme.
-Soy una cazadora de seres que habitan en las sombras, ese es mi secreto. ¿por qué crees que falto tanto a clase? Voy de cacería con mi familia. Hay gente que nos necesita Lucas. ¿Recuerdas la noticia que me has dicho que has visto? Pues no era un oso, era un hombre-lobo. Tu piensas que en la oscuridad no hay nada, pero te equivocas, hay muchos seres que matan personas, que se alimentan de ellas, y las torturan de formas que no te puedes imaginar. Yo me dedico a eliminarlas, ha ayudar a gente que no cree en ellos, pero que a la vez están sufriendo sin saber porque. Quiero que lo entiendas.
Miro hacia el suelo recopilando y procesando la información que Claudia me ha dado. ¿Qué hago ahora? No tengo ni idea.
-Te quiero, y esto no va a cambiar nada entre nosotros. Si tu haces esto yo te apoyaré en todo lo que necesites.
Se lanza a mis brazos, y llora. Dios, es la primera vez que una chica llora así en mis brazos. Tampoco se como reaccionar ante esto.
-Bueno,-Jorge nos interrumpe de nuevo-es hora de acabar con el amiguito. Lucas.-me llama- No tengas miedo; lo veo en tu cara y él puede olerlo. No sientas miedo.
Jorge coge un cuchillo que reluce con la luz.
-Plata. Directo al corazón-aclara Claudia.
Jorge clava el puñal con fuerza en el pecho del wendigo. Este se retuerce de dolor, y deja de luchar. Claudia le prende fuego a su cuerpo sin vida.

Ya hemos vuelto al coche, estamos subidos. El miedo aún me tapona la garganta. El coche arranca, y comenzamos la vuelta a casa.
Claudia se moja los labios y me mira por el espejo.
-Lucas. Aún queda algo que contar. Voy a decirte que hacemos en este pueblo.
¿Qué más se esconde en la oscuridad que nos rodea? Sentir miedo es lo más normal. Ahora se parte de lo que ella me ocultaba.


CAPÍTULO 11
Vuelvo a estar nervioso. Las manos me sudan. Ya se parte del secreto de Claudia, y ahora ella me va a contar porque se han  mudado al pueblo. Estamos en silencio. Jorge está concentrado en la carretera de baches, y Claudia parece estar pensando en la forma de contarme la otra parte de su secreto.
En cierto modo ahora no estoy tranquilo. Se cosas que no debo saber. Desde ahora voy a sentir miedo de lo que se esconde entre la oscuridad. Jamás podré volver a ver el mundo con los mismos ojos que hasta ahora. Nada será igual. Pero quiero seguir sabiendo cosas acerca del mundo que hay oculto en la oscuridad. Ese mundo en el que pocos creen. Aun así, también siento mucho miedo, ya que cuanto más sepa más difícil será sobrevivir. Aunque sacrificaría parte de lo que soy para estar con Claudia, aprendiendo cosas que aún desconozco.
Me miro las manos, y cierro los ojos. Revivo en mi mente las palabras que me han dicho Jorge y Claudia hace un rato. Es increíble eso que hacen, y pensar que yo creía que el secreto de Claudia era algo diferente. Pero entre mis distintas ideas jamás apareció que ella y su familia sean cazadores.
Sigo con los ojos cerrados cuando el coche se para. Jorge y Claudia se bajan, y me abren la puerta.
-Paseemos, aún te queda por saber porque estoy aquí-me dice Claudia. Después suspira y caminamos unos metros.
Jorge ilumina con las luces del coche el lugar donde estamos Claudia y yo de pie. Viene hacia nosotros.
-¿Sabes lo que es esto?-Claudia me mira a los ojos.
Aparto la vista de ella para mirar la zona en la que estamos de pie. Un camino arenoso y dos caminos cruzados.
La miro sin entender a donde quiere ir a parar, y ahora es cierto que me puedo esperar cualquier cosa de ella, después de la experiencia vivida en la cueva.
-Un cruce de caminos, ¿qué tiene eso que ver?-la miro arrugando el entrecejo.
-Tiene mucho que ver-dice Jorge adelantándose a su hermana. Se sitúa a mi lado, y espera a que Claudia me cuente su historia.
Claudia nos mira alternativamente. Suspira y coge mi mano.
-Un pacto. Por eso estamos aquí-baja la mirada, y suspira de nuevo. Continúa hablando mirándome a los ojos fijamente. De modo que veo las inmensas ganas que tiene que llorar-Hace 9 años, un cazador que estaba muy apegado a mi familia, tuvo un enfrentamiento con mis padres. Una shtriga le arrebato a su hija.
-Una Shtriga, es una especie de bruja que se alimenta de la energía vital de los niños especialmente-la interrumpe Jorge para aclararme. A Claudia parece no importarle, porque sigue narrando.
-La hija de aquel cazador estaba en nuestro apartamento alquilado con mis padres mientras que su padre había salido a cazar a la Shtriga, por aquel entonces mis padres habían dejado a un lado las cacerías para dedicarnos tiempo a Jorge y a mí. Aquella noche yo estaba al lado de la niña cuando esto pasó y a mi no me hizo nada. Cuando mis padres entraron en el cuarto ya era demasiado tarde Eva, que así se llamaba la hija del cazador, estaba luchando contra la vida y la muerte... Tres días después Eva murió en el hospital. Entonces el cazador, que había confiado la vida de su hija a mis padres, juró, que ellos sufrirían también los mismo que él sufrió. Mis padres no lo tomaron en serio, y el cazador desapareció un tiempo. Cuando volvimos a verle, parecía tranquilo, porque dijo que había vendido mi alma a un demonio, para que mis padres sufriesen la pérdida de una hija. Nos dijo donde había enterrado la caja con el ritual, por si no lo creíamos; mis padres lo verificaron, era cierto; el muy capullo había vendido mi alma un demonio a cambio de ver el sufrimiento de mis padres-Claudia está llorando, pero sigue hablando tras hacer una pausa-Diez años. Ese tiempo fue el que el cazador pactó con un demonio cualquiera en un cruce de caminos cualquiera. Diez años, para que mis padres sufriesen. Diez años, para cobrar su venganza.
Nos quedamos en silencio. Solo se escuchan los grillos. Claudia rompe a llorar y se lanza a mis brazos. La aprieto contra mi pecho, y apoyo mi mejilla sobre su cabeza. Jorge pone la mano sobre el hombro de su hermana. Claudia se desahoga entre mis brazos. Su cuerpo se convulsiona con cada llanto. Para lentamente de arrojar lágrimas, y recobra la compostura. Sorbe con la nariz y se frota los ojos verdes, ahora enrojecidos.
-Vinimos aquí para apartarnos. La casa en la que vivimos perteneció a antiguos cazadores, y está protegida contra demonios y otros seres por lo que no pueden entrar. Pero los símbolos que están trazados por todas partes en la casa no van a impedir que ellos entren...-vuelve a frotarse los ojos.
Ahora entiendo todo. Ella simplemente está huyendo de su muerte. Va a morir por culpa de un accidente ocurrido en su niñez. Va a pagar la venganza. 
-¿Quiénes son ellos..?-me atrevo a preguntar. Mi pregunta va dirigida a ambos, pero espero que me responda Jorge.
-Ellos son los perros del infierno o perros negros. Son los encargados de cobrar las almas pactadas. Son invisibles. Los únicos que pueden verlos y escucharlos son los que hicieron el pacto, o en el caso de mi hermana el alma que va a ser cobrada-Jorge está sereno, pero en su interior debe de estar pasándolo fatal.
-Claudia, ¿cuánto tiempo te queda...?-tengo miedo de perderla. No quiero vivir sin ella....
-Tres meses-dice la aludida mordiéndose el labio inferior.
-Claudia-repito su nombre, me da fuerzas para seguir hablando-He encontrado a la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida, y no voy a dejar que el pacto echo hace diez años por un cazador loco ansioso por venganza arrebate a la persona que más quiero de mi lado. No voy a dejarte ir. Claudia, te quiero demasiado, si caes tú también caigo yo, no tengas miedo buscaremos la solución para salvarte-digo la última frase casi por instinto sin pensar. No se como voy a ayudarla. He leído en su rostro cierta felicidad cuando he pronunciado esas palabras, pero también se que ella sabe que no voy a poder ayudarla, y también está contenta porque la quiero tanto como para anteponer mi vida propia para estar con ella.
No me responde con palabras, si no con un beso húmedo y apasionado. Sus dedos se enredan en mi pelo, mis manos en su cintura. No quiero parar de besarla. Quién sabe, quizás no nos quede demasiado tiempo para estar juntos. En este punto de la vida, todo puede pasar.
Ahora me siento con el deber de ayudar en su familia en todo lo posible para salvar a la chica que ha hecho que tire mis planes de futuro y mi visión de la vida por los suelos. 

Me dejan en la puerta de mi casa. Me despido de Claudia con un beso corto. Después entro en mi casa y me tiro en la cama. No tengo sueño. Tengo demasiadas cosas en la cabeza como para dormir. Debo encontrar la forma de que se quede... pero carezco de la información necesaria para hacerlo. A partir de ahora tendré que investigar por mi cuenta. Quiero a Claudia con locura, y no pienso perderla.

¿Por qué cuando todo parece mágico y maravilloso siempre hay algún inconveniente que hace tambalear tus ideales? Nadie puede hacer nada para cambiar lo que nos aguarda el destino.


CAPÍTULO 12
Han pasado unos días desde que Claudia me rebeló sus dos secretos más íntimos, y esa confianza que me ha brindado, ha hecho que la ame más todavía. Tengo que encontrar la manera de salvarla.... No quiero perderla, se me quedaría un hueco enorme en el pecho, que al final terminaría por consumirme. Se que suena egoísta por mi parte, pero ella es ahora lo único bueno que tengo, y además es a la única persona que he amado de forma especial en toda mi vida. Sería demasiado duro para ambos el tener que separarnos.
Desde que me confesó lo que era y me dijo su destino no he vuelto a saber nada de ella. He intentado llamarla, ha faltado al instituto. Se ha aislado en su propia burbuja. Y  lo entiendo; saber que solo te quedan 3 meses de vida tiene que ser durísimo para ella misma y para las personas que la queremos. Debo pasar el mayor tiempo que pueda con ella.
Mañana es el día en el que nos vamos de viaje a Londres con el instituto. Estoy preparando la maleta. No se como meter las cosas para que ocupen el menor espacio. Además de que estoy super nervioso porque es la primera  vez que voy a hacer un viaje de larga distancia y es mi primera vez en avión. Estoy deseando de que se mañana para poder salir de aquí, aunque solo sea por una mísera semana. Claudia va a venir en un principio, pero no se que hará al final, aunque yo este deseando que venga conmigo al viaje, y así podamos disfrutar durante un poco más del cariño que nos regalamos mutuamente.
Estoy pensando que hace demasiado tiempo que no dedico a mis amigos el tiempo que se deberían y quizás eso me pase factura... No quiero perderlos, pero en caso de que lo hiciera sería solo mi culpa por no haberlos atendido.... No se que hacer con mi vida... Tener 16 es una mierda....
Creo que debo ir a ver Claudia. Necesito besarla y necesito estar con ella , la extraño demasiado. Y probablemente después vaya a ver a Leo y a Ali.
Forcejeo con la maleta, porque al final he terminado por meter la ropa arrugada. Cojo las llaves y salgo en dirección a casa de Claudia.
Esta vez, cuando llamo a la puerta me abre su madre. Es una mujer menuda y baja. Tiene cierto parecido con Jorge. Aún yo no la había visto. Es delgada, pero fibrosa, y sus ojos verdes marrones me mira de arriba abajo, evaluándome.
-Debes de ser Lucas, ¿no?-susurra evaluándome de nuevo. Su voz es aterciopelada.
-Sí-afirmo. le tiendo la mano-Y usted debe de ser la madre de Claudia, ¿me equivoco?
Ella sonríe y me estrecha la mano que le he ofrecido.
-Pues es un placer conocerla.
-Pasa, Claudia está en su cuarto...
Noto que cuando pronuncia el nombre de su hija hay cierta tristeza que acompaña al nombre de la chica de mis sueños. La madre de Claudia se aparta a un lado, y me deja pasar. Subo las escaleras, intentando recordar que puerta era la del cuarto de Claudia. La encuentro, porque es la única que está cerrada. Llamo con suavidad y abro la puerta lentamente. Claudia esta sentada sobre la cama leyendo algo que no alcanzo a ver desde la puerta. Ella se percata de que la estoy mirando y se da la vuelta.
-Hola-susurro entrando en la habitación y sentándome a su lado en la cama de colchas blancas.
Claudia sonríe. Me encanta cuando me dedica una sonrisa. Coge me rostro entre sus manos y me besa. Le devuelvo el beso.
-¿Ya has hecho la maleta?-lo digo, porque no he visto maleta alguna por la habitación.
-No, no creo que vaya a ir....-dice agachando la cabeza.
-Venga.... No me hagas esto. Porfavor....-ella pone uno de sus dedos en mis labios.
-Tengo que pensarlo-se limita a decir, y devuelve su atención al libro que tiene abierto encima de la cama.
-¿Qué lees?-pregunto apartándome un poco de ella.
-Estoy mirando las fichas de los seres de la oscuridad que tengo. Me he dedicado a hacer una ficha con toda la información que se sobre ellos.
Me limito a observar los papeles que tiene. Hay incluso ilustraciones. Quiero pasar tiempo con ella, pero la verdad es que parece que ella no tiene demasiadas ganas de estar conmigo...
-Creo que me voy...-digo levantándome. la cama cruje cuando abandono el colchón.
-Espera-dice cogiéndo mi mano.
Veo como su cuerpo se convulsiona. Está llorando. No digo nada. Me vuelvo a sentar en la cama, y acuno su cabeza entre mis manos. Ella me abraza por la cintura y se acomoda en mi regazo.
-No quiero irme...Yo quiero seguir viva... Te.te  quiero
La voz de Claudia queda ahogada por el llanto. Pongo la mano sobre su espalda y la recorro de arriba a bajo. Dejo que ella se desahogue. Necesita llorar. Termina por quedarse dormida sobre mí. Observo su cuerpo subir y bajar lentamente cada vez que toma y expulsa aire. Su respiración acompasada hace que me quede dormido.

Parpadeo varias veces antes de abrir los ojos definitivamente. Claudia está abrazada a mi y no puedo moverme. Ya no entra ni un ápice de luz por la ventana, eso quiere decir que es de noche... Oh, oh... mañana tengo que madrugar. Pero no quiero separarme de Claudia...La zarandeo un par de veces hasta que se despierta. Me mira con ojos somnolientos, y sonríe. Vuelve a acurrucarse encima mío. Vuelvo a zarandearla.
-Que...-dice con un bostezo.
-Tengo que irme ya-ella se aparta lentamente de mí, y me coge la mano cuando me levanto de la cama. me acompaña a la puerta.
-Te quiero Lucas-dice. Se pone de puntillas, enlaza sus brazos a mi cuello y me besa. Yo la estrecho en la cintura; pegándola a mí al máximo. Ella salta y se agarra la cintura con las piernas. Yo la aprieto contra la pared de su casa. No quiero soltarla, quiero permanecer el mayor tiempo posible junto a ella.
Lágrimas resbalan por sus mejillas y se mezclan con la saliva de nuestro beso. Sus manos revuelven mi pelo y sus labios descienden por mi cuello, para volver a mis labios. Entonces paramos de golpe. Jorge está carraspeando en puerta. Él siempre aparece en el momento oportuno.
-Ya me voy...-me limito a decir.
Jorge ladea la cabeza sonriendo.
-No quería decir eso-dice-Venga puedes sobar a mi hermana todo lo que quieras.
Jorge se da la vuelta y se mete en la casa.
Claudia vuelve a besarme y se despide de mí.
-Espero verte mañana en el instituto-es lo último que le digo. Vuelvo a darle un beso corto, y desaparezco en la noche.

El despertador suena fuertemente sacándome de mis sueños. Apenas he pegado ojo. Estaba super nervioso por mi viaje, pero ya casi es la hora de irme. Me visto y aseo. Desayuno y parto al instituto en el coche acompañado por mi familia.
Cuando llego al instituto ya hay bastante gente. Los profesores ya han empezado a contar a la gente. Diviso a mis amigos y me acerco a ellos. Están un poco fríos conmigo.
-Lo siento chicos, tendría que haber pasado más tiempo con vosotros....
Ali y Leo se dirigen una mirada y después me sonríen.
-¡Quedas perdonado!-diecen, y entonces me abrazan.
Me siento reconfortado entre los brazos de mis amigos de toda la vida. Una de las profesoras dice mi nombre y me dirijo al autobús. Me despido de mis padres y de mi hermana y me monto en el vehículo.
Estoy un poco triste porque no he visto a Claudia, voy a sentarme cuando alguien grita mi nombre. Miro a todos lados desorientado, entonces la veo allí. Detrás. En los últimos asientos. Claudia agita la mano en mi dirección. Voy hacia ella y deposito un suave beso en sus labios.
-Has venido-digo con una sonrisa.
Se limita a asentir. Leo y Ali también suben. Claudia les hace un gesto y también se sientan en la parte trasera del bus con nosotros. El viajem pinta demasiado largo y he madrugado de modo que me acurruco sobre mi mismo y apoyo la cabeza en el hombro de Leo y me quedo dormido.
Despierto cuando ya hemos llegado al aeropuerto. Tengo los nervios a flor de piel.
Facturamos las maletas. Los profes dan instrucciones antes de que subamos al avión.
Estamos en una sala de espera. Estoy de nuevo con mis amigos y con mi novia, los cuatro juntos. Es perfecto, ideal. Comemos la comida que hemos comprado en una tienda del aeropuerto.
Entonces dicen el nombre de nuestro vuelo y todos los alumnos hacemos cola para subir al avión que nos llevará lejos del pueblo. 

¿Qué nos esperará cuando el avión aterrice? Espero que sea algo mágico e inolvidable.

16 comentarios:

  1. Ohhhhh.... Qué dulcee!!!!! Me encantó este último capítulo!!!! Oye, por qué no pones los capítulos en diferentes entradas, así te los comento uno a uno?? Digo, es una sugerencia. Saludos, Umita

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  2. Vale :)
    VOy a poner cada capítulo en entradas. Gracias por la idea ^^

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  3. Hola :)
    esta genial cada cuanto pones un capitulo
    nuevo?
    Un saludo

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  4. Hola ^^
    Pues no tengo una fecha fija para poner nuevos capítulos, es simplemente cuando tengo inspiración y ganas de escribir, haber si pronto pongo el capitulo 9.
    Gracias por leerla ^^

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  5. Vale gracias estare atenta :)

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  6. Ay que nervios!!! Quiero saber ya que va a pasar con Claudia y Lucas *_*

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  7. Ya voy a poner un nuevo capítulo! :)

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  8. Uff bueniissima...! Creo que soy adicta a ella!=D Quiero un nuevo capituloo!

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  9. noooooooo esta genial maria tienes q publicar otro cap. ya!!!!!!!

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  10. Me alegro de que os guste :)
    Voy a poner un capitulo nuevo ahora mismo ^^

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  11. Hey! Q paso con los capitulos! Los necesitooo! Es Enserioo!

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  12. Ahora estoy un poco liada, pero en un par de dias pongo el siguiente capitulo :)

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  13. Hoy he estado leyendo tu historia y debo decir que estoy enganchada.Me encanta espero que pronto subas otro capi.
    Besos!

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  14. Gracias Beauty !! :)
    El siguiente capitulo está en proceso de creación, haer si tengo un hueco para terminarlo!
    A mi también me encanta la historia de tu blog! :)

    Besitoo!! :)

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