Capítulo 13 :)

CAPÍTULO 13
Avanzo por el pasillo que nos lleva al interior del avión. Mi corazón late a mil por hora. Miro mi billete. Me toca al lado del ala, y además en la ventanilla; me siento, suspirando y cerrando los ojos. Hay 6 asientos en total, puestos de 3 en 3 y separados por un pequeño pasillo. Claudia se sienta a mi lado, y coge mi mano. Leo y Ali se sientan detrás de nosotros. Siento como me tiemblan las piernas.
-Oye..-dice Claudia-Eres capaz de ver un ser con el que mucha gente no podría dormir y ¿no eres capaz de subirte en un avión? Además, no te va a pasar nada, yo estoy contigo.
Pienso en sus palabras, y es cierto. Aprieto la mano de Claudia y espero a que el avión despegue.
Empieza a moverse, primero no va muy rápido, pero enseguida empieza a tomar velocidad, y llega un momento en el que al avión deja de tocar el suelo, y se eleva. Parece que se va a caer, pero no, sigue.
Respiro lentamente, y cierro los ojos, para quedarme dormido.

Claudia me zarandea. Abro los ojos de golpe. Me estiro, estoy entumecido por haberme quedado dormido sentado. Aun estamos en el avión. Creo que no ha sido tan malo como me había imaginado.
-¡Eh! Bello durmiente, por fin te despiertas-murmura Leo desde el asiento trasero dandome  en la cabeza con los nudillos.
El avión ya está descendiendo.  Miro a Leo por encima del asiento y le mando un besito, antes de volver  a sentarme.
El avión toma tierra. Por fin hemos llegado. Bajamos del avión lentamente. Leo suelta alguna broma contra mí, y yo le ataco. Recogemos las maletas, y vamos al autobús que nos llevará al hotel.
Llegamos a lo que va a ser nuestro hotel durante los proximos cinco días. Es .. bueno, como decirlo.... Algo cutre. Entramos al vestíbulo, y todos nos dejamos caer en el suelo entre las maletas. Estamos cansados. Ha sido un viaje muy largo. Los profesores reparten las tarjetas de las habitaciones, y cuando me entregan la mía, me voy con Leo arrastrando la maleta hacia el ascensor. Una vez que llegamos a la habitación Leo salta a la cama, y yo lo acompaño.
Los profesores nos han avisado que tenemos media hora para descansar porque vamos a salir a dar una vuelta. Leo y yo aprovechamos para pasar el rato juntos, un rato que hacía mucho que no habíamos tenido.
-¿Qué tal vas con Claudia?-se atreve a preguntar.
-Ahora estamos bastante bien, no hay ningún problema, hemos decidido contárnoslo todo-me siento mal no contándole a Leo nada de lo que he averiguado, pero hacerlo sería como traicionar a Claudia, y no puedo hacerlo, y además.... no le estoy mintiendo, sino ocultando una parte de la realidad.
-Eso está bien-dice sonriendo-Yo con Ali, también estoy bastante bien, tío, de verdad no se como darte las gracias por haber averiguado que yo le gustaba a Ali. Sois lo mejor que me ha pasado.
No se que decir ante eso. Me quedo sin palabras. Miro el reloj, ya debemos bajar. Salvado de responder eso, porque no tengo ni idea de como escoger las palabras adecuadas.
-Debemos bajar-digo levantándome de la cama.
Nos encontramos con las chicas en el pasillo, y bajamos los cuatro al vestíbulo. Los profesores nos están explicando a donde vamos. Nos cuentan, y nos echamos a andar.
Llegamos a un sitio llamado Coven Garden. Un mercadillo. Los profesores nos advierten sobre los ladrones y nos dejan el rato libre para que veamos lo que queramos.
Vamos los cuatro juntos. Me siento a gusto con ellos, son como mi familia. Entramos en algunas tiendas, y miramos los souvenirs que llenan los estantes de todas las tiendas.
Nos tomamos unos muffings, y vemos un espectáculo callejero. Cuando queremos darnos cuenta ya es la hora en la que hemos quedado con los profesores. Volvemos al hotel.

Esa noche después de cenar la comida recalentada del hotel, nos reunimos en la habitación de las chicas. Hemos decidido que cada uno va a dormir con su chica. Ellas nos reciben con una sonrisa. Estamos hasta tarde jugando a las cartas y hablando después, Leo y Ali se van a la habitación que era mía y de Leo. De modo que me quedo a solas con Claudia. Nos metemos juntos en la cama, y ella se acurruca a mi lado. Nos quedamos dormidos entrelazados.

Es martes por la mañana, y nos despertamos con la alarma de mi movil. Me ducho. Cuando salgo me visto mientras Claudia se ducha. Bajamos a desayunar. Nos sentamos en la mesa con Leo y Ali. Picoteamos unas tostadas muy gordas y algunos de cereales acompañados por leche y zumo de polvos.
Los profesores nos llevan al metro, esta mañana nos toca ver cuadros en la National Gallery. Nos bajamos del metro en Picadilly Circus, y vamos andando hasta el museo. Miramos el alto monolito en Trafalgar Square en honor a Lord Nelson. El cielo está nublado y no nos demoramos mucho en el exterior. Los profesores nos explican cosas del museo, y nos guían por las diferentes salas repletas de cuadros de todo el mundo. Leo y yo vamos bromeando sobre los cuadros de gente gorda y desnuda que llenan las paredes.
Tardamos un par de horas en ver el museo. Cuando salimos está lloviendo de una forma bestial, y tenemos que refugiarnos bajo los paraguas. Vamos andando hasta el Big Ben. Es impresionante, pero no es tan grande como parece, o eso me parece a mí. Los profesores no se entretienen mucho, se ve que están deseando que sea la hora de comer para meterse en una cafetería calentita. También vemos la Abadía de Westminster, que es impresionante. Estamos escuchando las explicaciones de los profesores cuando Claudia coge mi mano con fuerza. La miro, alarmado.
-¿Estás bien?-digo mirándola a los ojos.
-No... Los he escuchado-dice asustada.
Le paso la mano por los hombros en señal de protección, y ella rodea mi cintura con sus brazos.
-¿Qué has escuchado?
Acerca mi oreja a sus labios.
-A los perros negros. Ellos son los que se llevarán mi alma.
-Tranquila, aún no vienen a por ti. Te queda tiempo-murmuro en un intento de tranquilizarla.
Veo como una lágrima resbala por su mejilla. Se me parte el alma al verla así...
Cuando nos sentamos en un Mcdonals a comer ella ya está bien, solo ha sido un bajón. Los profesores nos obligan a montarnos en el London Eye, y vemos unas vistas expectaculares de Londres.
Claudia no se separa de mi lado mientras visitamos las tiendas de Oxford Street en nuestra tarde de compras. Vamos los dos solos. Nos sentamos en un Starbucks a tomar un chocolate caliente.
Claudia estaba deseando que nos quedásemos solos para poder hablar de todo con tranquilidad.
-¿Cómo te encuentras?-me atrevo a preguntarle.
-Tengo miedo-da un pequeño sorbo a su chocolate-No quiero morir ahora que estoy contigo.
-Tranquila, pienso encontrar algo que hacer...
Ella no responde. Se limita a coger mi mano.
-Me gusta que me mientas para hacerme sentir bien-aprieta mi mano de nuevo, y salimos de la cafetería.

Acabamos de volver de la cena del hotel. Ya estoy en la habitación con Claudia a solas. Ella se ha quedado dormida en cuando hemos subido. Yo me he duchado y me he puesto a leer las notas de Claudia, que ha traído en su maleta. Leo la perfecta letra de Claudia en cada ficha. Los dibujos a color, los detalles.... Me quedo dormido con el libro entre las manos.

Miércoles. Hoy vamos a ver la Tate Gallery y la Catedral. Claudia no ha dicho nada. Se ha limitado a  asentir o a negar. Me da pena verla así, pero no tengo ni idea de como animarla. Cuando vemos los cuadros abstractos de la Tate Gallery no se ríe ni si quiera de las bromas tontas de Leo. Ali también ha intentado hablar con ella, pero no ha habido forma. Ahora me siento muy mal por haberla casi obligado a venir a Londres con nosotros.
Después de comer cogemos un barco que nos lleva a Greenwich a ver el meridiano cero. Andamos un poco, hasta llegar a un amplio parque, por el que avanzamos hasta llegar a una cuesta que subimos para llegar por fin al observatorio. Hacemos un par de fotos del meridiano, hacemos como si escuchásemos las explicaciones de los profesores y volvemos a Londres para ver el Natural History museum. Los animales disecados y los huesos me dan escalofríos. Pero, hay uno que muestra una anomalía, y es este animal el que hace que Claudia vuelva a hablar.
Ella ahoga una exclamación, y me mira asombrada.
-Eso, es.... un licántropo-dice-Pero no es como los que estoy acostumbrada a ver...
Me fijo en el inmenso lobo, siempre pensé que los licántropos serían lobos de grandes como osos, con aspecto lobuno y algún rasgo humano.
Veo como Claudia se fija en los ojos del animal.
-Son de mentira los ojos.
-Ya, lo sé, pero fíjate, los han reproducido a la perfección. Aún tienen algo de humano.
Vuelvo a fijarme. Es cierto se parecen más a unos ojos humanos que de lobo. Es extraña la forma en la que la naturaleza hace que las personas muten.

Cuando nos reunimos Claudia, Leo, Ali y yo en la que en un principio fue la habitación de Leo y mía, hablamos de tonterías. Y es que ya mismo tendremos que volver a nuestras aburridas vidas en el pueblo.  Estamos hasta las cuatro de la madrugada hablando, tonteando y jugando a las cartas. Cuando volvemos a la habitación, Claudia me besa por primera vez en todo el viaje.

Me a despertado Claudia. Ya estamos a jueves. Mañana por la tarde volvemos al pueblo. No tengo ganas de volver a mi aburrida vida de siempre. Aun que estar con Claudia haga que suba hacia un plano superior de placer donde no existen ni el pueblo ni los vecinos ni nada por el estilo, solo existimos ella y yo.
La pereza me invade, me doy un par de vueltas, y Claudia vuelve a zarandearme. No quiero salir, tengo sueño... Las noches que hemos estado trasnochando, ahora pasan factura, si es que esto de viajar....
Al final termino por levantarme y asearme torpemente.

Hemos venido en metro hasta el barrio de Nothing Hill, y vamos en dirección de la calle Portobello, donde Ali está comprando alguna baratija en una tienda de segunda mano, y Leo compra figuritas en forma de Big Bens, para su familia. Yo me limito a observar todo. El consumismo mueve a la gente. Gastar el dinero en recuerdos baratos que vas a regalar, es una tontería, porque se hace para cumplir, y luego lo más probable de esos souvenirs es que  terminen olvidados en un rincón de una estantería o quizás corren más suerte, y acaban plantados en el frigorífico. En fin, yo no he comprado ningún recuerdo, y no pienso hacerlo; aunque lo más probable, que me sienta culpable por no haber comprado nada, y termine por comprar un llavero o algo así para mis padres. Leo me mira sosteniendo una taza con una chica. La taza tiene dos grandes bultos en relieve, que hacen de senos de la chica. En la camiseta con escote pintada en la taza de loza se puede leer LONDON. Hay regalos de todo tipo, lo que hay que ver...
-Eres un salido-digo quitándole lataza y poniéndola en su sitio-Quien te viera...
Nos reimos juntos. Esto es lo más había echado de menos.

Los profesores nos recogen en la entrada de la calle Portobello, y nos obligan a ir en metro hasta la Torre de Londres. Allí nos explican lo que vamos a ver, pero nadie les presta atención. Repiten como siempre el "no toquéis nada", ja, ni que fuesemos niños pequeños...
Lo primero que vamos a ver son las joyas de la corona. Están en una especie de caja fuerte inmensa. Nos montamos en una cinta transportadora enorme, que nos pasa por delante de las coronas y eso. ¡Joder! Que bien vivían. Cuando nos bajamos de la cinta transportadora no podemos volver atrás.
Claudia coge mi mano, cuando paseamos por la Torre de Londres. Subimos a una prisión donde hay cosas grabadas en la pared. Claudia se para en una, y la lee fijamente.
-Cazadores-se limita a decir.
Yo también observo el grabado. Hay signos extraños. Probablemente, el hombre que fue encerrado aquí, fue por que era un cazador y dijo algo que era inapropiado en esa época.
Cuando bajamos, vemos los grandes cuervos que pasean por las zonas verdes del castillo. Sus plumas negras brillantes, relucen bajo el sol del medio día. No me gustan demasiado los cuervos y dejo de mirarlos.
Ali insiste en que entremos en otra parte, donde hay armaduras y eso. Las vemos.

Estoy reventado. Necesito dormir, pero hoy es la última noche que pasamos en el hotel. Una parte de mí está deseando volver a casa para poder descansar, pero la otra parte, quiere quedarse en esta ciudad llena de luz y de vida.
Volvemos bastante tarde de la habitación de Leo y Ali. Pero no tengo sueño. Cuando cerramos la puerta, me tumbo sobre la cama y Claudia se tumba a mi lado. Se pone encima mío y comienza a besarme.
Se lo que viene ahora, pero no se si estoy lo suficientemente preparado para dar este gran paso, que para mí requiere una gran cantidad de confianza. Tengo miedo de seguir, porque quizás Claudia llegue a pensar que cuando esto pase la dejaré, y la abandonaré en el último momento.
Pero me da igual, y sigo con ella porque la quiero demasiado.
Saca mi camiseta con cuidado; es ella quien lleva el control. Se que está nerviosa, y eso quizás nos juegue una mala pasada, porque la inseguridad, los nervios y la inexperiencia se mezclan.
Nos desnudamos lentamente. Me tumbo encima de ella y la miro a los ojos mientras le acaricio la cara y el pelo con suavidad.
Me siento dentro de ella. Como si fuésemos solo un único ser. Ella jadea, y yo beso sus labios con dulzura. No se si lo estamos haciendo bien. Pero creo que es suficiente para ser una primera vez. Aun que me abría gustado que fuese algo más especial. Supongo que esta noche nunca la olvidaremos, ninguno de los dos.
Mis manos recorren sus curvas. Ella me acaricia la espalda. Y seguimos así. Grabando estos momentos en cada poro de nuestra piel, en cada rincón de nuestros cuerpos.

Viernes. Nos levantamos más contentos que de costumbre, y Claudia está más cariñosa. Me siento lleno de energía, descansado y aliviado. No mencionamos nada de lo que pasó por la noche, solo nos sonreímos.
Después de desayunar, vamos al British Museum. Yo ya estoy un poco harto de que nos lleven a ver museos y más museos.
Vemos las momias, y sacamos fotos de todo cuanto vemos. Este museo es diferente, pero ya estamos cansados. Vemos también la piedra roseta, esculturas, jarrones y no se que más.
Salimos del museo, y vamos a una tienda de souvenirs porque he pensado que lo mejor es comprar algún regalo. Compro un puñado de llaveros, dos camisetas, chapitas e imanes para el frigorífico.

Por la tarde damos una vuelta por China Town, y nos recoge un autobús que nos lleva al aeropuerto de vuelta a nuestras vidas cotidianas.
el vuelo es bastante aburrido, pero la gran parte del tiempo me la paso durmiendo. Me despiertan cuando estamos terrizando.
Recogemos las maletas, y de vuelta a estar sentado.

Nuestras familias nos están esperando en la puerta del instituto. Mis padres me acogen entre sus brazos. Me despido de mis amigos y de Claudia, y me voy a casa. Mis padres me acosan a preguntas sobre lo que he visto, lo que no, lo que he comido, el hotel. Me preguntan, básicamente, sobre todo.
Esta noche duermo en mi cama, como nunca antes lo había hecho.

Las mejores cosas de la vida pasan siempre cuando menos te lo esperas. Ahora me toca disfrutar.